Emilio
Butragueño: Genio, mito, caballerosidad, honradez… un ejemplo a seguir
Emilio Butragueño fue
un genio, un mito, un jugador que elevó el fútbol a la categoría de
arte cuando el fútbol se debatía en aspectos tan toscos como el de
“fútbol total” o el de “poderío físico”. Tuvo que ser él, un hombre
enjuto, aparentemente débil, el que derribara aquellas modas que
llevaban al fútbol al más puro ostracismo. Dibujó, como el mejor
artista del momento, regates inverosímiles, escorzos increíbles y
goles de ensueño. Con un ingenio chispeante, la fuerza bruta
caía derribada y el fútbol cobraba otra dimensión. Estandarte de la
“Quinta del Buitre”, a la que dio nombre, su vida ha sido un compendio
de honradez y caballerosidad, las mismas con las que se comportó
durante los cerca de quince años en los que vistió la camiseta
madridista.
Ver álbum de fotos...
Del baloncesto al
fútbol
Emilio Butragueño
nació en Madrid, en el Sanatorio de Nuestra Señora del Rosario, el 22
de julio de 1963. Emilio era el segundo hijo del matrimonio formado
por don Emilio Butragueño Benavente y doña Pilar Santos Alvarez. Al
día siguiente, don Emilio, socio veterano del Club, le inscribe como
socio del Real Madrid.
Los
primeros años de su vida transcurrirán en el número 7 de la calle
Antillón, cursando sus estudios en el Colegio San Antón. Allí haría
sus primeros pinitos como futbolista. Más tarde, cuando sus padres
trasladan el negocio familiar a la calle Narváez, ingresa en el
Colegio Calasancio. (En la foto, el segundo por la izquierda de la
primera fila). Los fines de semana, en su finca de Las Navas del
Marqués, padre e hijo, en compañía de los vecinos, juegan eternos
partidos que se prolongan hasta la madrugada, con su perrita “Mery”,
un pastor alemán, de defensa central.
Emilio irá creciendo
entre el fútbol, los estudios y la perfumería de sus padres, en donde
atiende el mostrados, reparte a domicilio o barre cada mañana. En el
equipo cadete cambia de puesto, juega de ariete o de extremo
izquierdo. Ya es el mejor del equipo.
Destaca por su visión de juego, por la maestría con la que
ejecuta las faltas y por su incipiente capacidad de improvisación,
pero aquello no es más que un juego con el que se divierte y hace
feliz a su padre. En ningún momento piensa que podía llegar más lejos,
a un equipo grande. Estaba equivocado. Su fama traspasa las barreras
del colegio. Muy pronto, las puertas del fútbol se abrirían a sus
pies.
Tras
probar con el Atlético, ficha por el Real Madrid
El 13 de julio de
1980 se proclama Campeón del torneo AS con los juveniles del
Calasancio. Es en ese momento cuando su padre lo presentó en el Real
Madrid para realizar una prueba. Butragueño resume aquel día con un
“estuve fatal”, mientras que en el informe de los técnicos madridistas
había una luz en la siguiente frase “volver a llamar”.
Los ocho goles
marcados en un partido hicieron que los ojeadores del eterno rival
se interesaran por él. Campos, entrenador del juvenil rojiblanco, y
los técnicos Ufarte y Rodri le prueban y le abren las puertas del
Atlético. La oferta es tentadora, pero en el ánimo de Butragueño y de
su padre, está el vestir la camiseta del equipo del cual son socios.
La intervención y consejos del ex jugador Ramón Marsal y de Juan
Felipe Gallego, padre del que fuera defensa del Castilla, Juanito, es
providencial.
Alertado
Juan Gea, dispone otra prueba inmediata para el jugador. En el informe
elaborado por el propio Gea, técnico madridista, señala que
“técnicamente maneja bien las dos piernas, sobre todo la derecha. En
el puesto de centrocampista ve el fútbol con una facilidad asombrosa,
lanzando pases perfectos al hueco”.
Tres días después de
realizar la prueba, el 15 de agosto, Butragueño ficha por el Real
Madrid como aficionado y juega su primer partido con los blancos en
San Lorenzo del Escorial, donde realiza, según muchos, “el mejor
partido de su vida”. Aquel encuentro fue memorable. No marcó ningún
gol, pero provocó exclamaciones de admiración de todos, incluido
Molowny, espectador de lujo. Ese día se iniciaba una carrera
imparable.
Su
primer partido con el equipo aficionado lo juega en Pinto. Ese mismo
año, en Tercera, lo alternó cumpliendo el servicio militar en el
cuartel de Cuatro Vientos. Ocurrió entonces una divertida anécdota: su
padre le compra una moto para desplazarse a la Ciudad Deportiva. Di
Stéfano se lo prohíbe, porque “tu herramienta de trabajo es tu cuerpo,
las motos son peligrosas”. Emilio le hace caso… las primeras semanas,
pero como en autobús siempre llegaba tarde vuelve a utilizar la moto.
Una tarde, mientras conducía por Madrid, miró por el retrovisor y vio…
¡a Di Stéfano “persiguiéndole” desde un coche! Lo que “hablaron”
después se desconoce. Lo único cierto es que Emilio dejó de utilizar
la moto… para siempre.
Juan Santisteban le
ofrece la posibilidad de entrenar con el Castilla, equipo con el que
debuta el 24 de abril de 1982 en el Bernabéu: Castilla 2 – Oviedo 1.
Ese día jugaron: Ochotorena; Juanito, Espinosa, Salguero, Pantoja;
Míchel, Fraile, Alvarez; Butragueño, Juliá y Paco. Es su primer
encuentro con Míchel, con el que formó una de las sociedades más
productivas del fútbol español.
El
gran salto al primer equipo
En la siguiente
campaña milita en el Castilla a las órdenes de Amancio, con el que se
proclama Campeón de Liga de Segunda División en la temporada 1983/84.
Su nombre comienza a ser portada en los periódicos. Sus números
goleadores son espectaculares y le colocan como “Pichichi” de la
categoría, título que al final le arrebataría Julio Salinas. Hubiera
batido al vasco, pero una llamada de Alfredo Di Stéfano, le lleva al
primer equipo, con el que debuta un 5 de febrero de 1984, en Cádiz,
ante el titular.
En ese partido el
Madrid se fue con un 2-0 en contra al descanso. Entonces Alfredo Di
Stéfano le dio la alternativa en el segundo tiempo. Y Butragueño
respondió. Salió al terreno de juego con el número 14 como su ídolo,
Cruyff, y revolucionó el partido, marcando dos goles y ando el pase
del tercero. El Madrid jugó con: Miguel Angel, Chendo, San José, Bonet,
Camacho; Sanchis, Gallego, Angel, Martín Vázquez, Juanito y Santillana
(Butragueño, min. 46). Los dos goles fueron su carta de presentación
que además significaron su incorporación definitiva a la primera
plantilla.
Ese
día se inicia su etapa más popular. El gran espaldarazo llega el 12 de
diciembre de 1984. Ese día el Madrid jugaba Copa de la UEFA y se
enfrentaba en octavos de final con el Anderlecht, contra el que había
perdido por 3-0 en el partido de ida. Esa noche Butragueño logra
marcar 3 de los seis goles que logró el equipo blanco (6-1), en una
épica remontada que aún hoy en día, en el siglo XXI está fresca en la
memoria de los millones de madridistas que tuvieron la satisfacción de
presenciarla, bien en directo o bien por las imágenes servidas por
televisión.
Su participación fue
decisiva para que el equipo lograse por dos años consecutivos (1985 y
86) la Copa de la UEFA, títulos que le valieron el reconocimiento
unánime del fútbol europeo, y la concesión, por dos años consecutivos,
del “Trofeo Bravo”, al mejor jugador europeo menor de 24 años. Junto a
Hugo Sánchez formó la delantera titular del Real Madrid durante muchas
campañas. En el primer equipo se reunieron cuatro de los integrantes
de la “Quinta del Buitre”, sobrenombre por el que se conoce al grupo
formado por Butragueño, Sanchis, Míchel, Martín Vázquez y Pardeza,
gracias al ingenio del prestigioso periodista Julio César Iglesias.
Durante
doce años la presencia de Butragueño fue una constante en el equipo.
Como queda dicho, formó con Hugo Sánchez una de las mejores delanteras
del mundo y contribuyó decisivamente a que el extraordinario jugador
mexicano conquistara cuatro “pichcihis” con el Real Madrid. Sin ser un
gran goleador, él mismo ganaría un máximo galardón en la temporada
1991.
Butragueño se
despidió del fútbol como jugador el 15 de junio de 1995, en un
partido-homenaje, ante la Roma, que finalizó con el resultado de 4-0,
con el Estadio Bernabéu a reventar de un público enfervorizado que
agradeció la entrega del jugador a los colores madridistas. Butragueño
se fue tal y como se comportó durante toda su carrera, con
caballerosidad y honestidad, sin una frase altisonante, sin un
reproche a nada ni a nadie, todo lo contrario. A pesar de lo doloroso
de la situación, Emilio se fue con palabras de agradecimiento a una
Institución a la que ha amado profundamente, tanto desde la grada como
desde el terreno de juego, y a la que sigue amando, en la actualidad
desde su cargo de dirigente.
Del
Celaya a los despachos del Bernabéu
En junio de
1995, días antes de su retirada, Emilio Butragueño ofrecía una emotiva
rueda de prensa en la que además de anunciar su adiós al Real Madrid
anunció su marcha al fútbol mexicano, más concretamente al Atlético
Celaya, señalando, en tono emocionado, que: “Si bien mi intención es
jugar al menos una temporada más, mis convicciones –madridismo- me
impide hacerlo en algún otro club español que no fuese el Real
Madrid”.
En el equipo
mexicano militó durante tres años. Allí se reencontró con su gran
amigo Míchel, con el que pasó un tiempo espléndido obsequiando con sus
genialidades a un público ávido de ver en acción, en la flor de su
madurez, a dos de los jugadores más famosos del España, al héroe de
Querétaro.
El
18 de abril de 1998 dijo adiós de manera definitiva al fútbol en
activo, en un partido homenaje que le fue tributado en México.
Posteriormente marchó a Estados Unidos, donde durante un año cursó un
master en Gestión Deportiva. A su regreso a España fue requerido por
el entonces secretario de Estado para el Deporte, Francisco Villar,
para ocupar el puesto de asesor del secretario, sustituyendo en el
cargo al ex atleta Colomán Trabado.
El 15 de enero de 2001 Emilio Butragueño fue
nombrado Director General Adjunto del Real Madrid: Butragueño declaró
que "es un placer enorme volver al Club de mi vida. No podía terminar
mejor el año mejor para mí. Quiero ayudar a fabricar el Club que todos
los madridistas soñamos". Emilio añadió que "desde que abandoné este
Club, en 1995, dejé siempre la puerta abierta para volver a ésta que
es mi casa, y durante estos años me he preparado para que cuando
llegara este día, pudiera aportar todo lo que he aprendido en estos
años. También es muy gratificante para mí trabajar con Jorge Valdano,
un hombre que conozco desde hace mucho tiempo, y con el que coincido
en la idea fundamental de hacer un Real Madrid aún más grande".
Estuvo
en el cargo hasta el 2006.
Internacional:
La gran noche de Querétaro
En 1984 es convocado
para la Eurocopa de Francia, aunque no llega a jugar ningún partido.
Tiene que esperar al 17 de octubre para debutar con la selección
española en encuentro ante País de Gales (3-0), marcando un gol.
Con
Europa a sus pies, a Emilio solamente le faltaba embrujar al mundo
entero con su fútbol de ensueño, y qué mejor ocasión que el Mundial de
México para conseguirlo. Allí, ante la selección de Dinamarca,
“derrumba” el estadio La Corregidora de Querétaro y con cuatro goles
culmina la mejor actuación personal de un jugador con la camiseta
nacional en toda su historia. Se dice que en las elecciones generales
de 1986 miles de votos se invalidaron porque en la papeleta los
votantes habían escrito el siguiente eslogan: “Oa, oa, oa, Butragueño
a la Moncloa”. Emilio obtendría la Bota de Bronce en el Mundial.
Como internacional, Emilio Butragueño ha ocupado uno de los
puestos de privilegio defendiendo la camiseta nacional. Durante 75
partidos vistió la camiseta roja, 69 de ellas con la selección
absoluta, 5 con la Sub-21 y en una ocasión con la Olímpica. Con 26
goles llegó a desbancar al su admirado Alfredo Di Stéfano del primer
lugar de los goleadores con la selección.
Butragueño jugó su
último partido con la selección en la temporada 1992/93. Hasta
entonces, el madrileño había participado en dos campeonatos del Mundo
(México-86 e Italia-90) y en dos campeonatos de Europa (Francia-84 y
Alemania-88). Por dos veces rozó el triunfo absoluto, ambas durante el
transcurso de 1988, cuando quedó subcampeón de Europa en las
categorías absolutas y sub-21.
Ver álbum de fotos...
|
domingo, 7 de julio de 2013
Butragueño
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario